Je suis belle, ô mortels! comme
un rêve de pierre
Ch. Baudelaire
El alma de la tarde, la belleza
marchita de la luz en las callejas,
el múrice dorado de las nubes,
los ecos mortecinos que el levante
difunde por trigales y labranzas…
mortales son si mueren con nosotros,
si mueren a los ojos y a la lengua,
al tacto y a la flor de los sentidos,
si un día han de acabar como acabaron
las horas ya difuntas que, sin freno,
capaces de asolar el tiempo, fueron
veloces, fugitivos rayos mudos.
La tumba de los sueños profanada
hoy huele como algas insepultas
que no vuelven al mar con las mareas.
Dejadme contemplar el panorama:
de piedra sueños muertos en sudarios,
la soledad, el viento en las acacias,
los folios del recuerdo y el lamento
de que algo se está yendo para siempre.