Dice José Asunción Silva que los poetas se dejan crecer la barba para ocultar el silencio de su amor prohibido, y tal vez claro, para ocultar el rictus de la amargura que le depara su destino.
Dice Aurora, que los poetas no pueden amar a una sola mujer porque se les cae el pelo, se les anega el alma y se vuelven sardónicos hasta roncando y pueden caer en el vicio arcano de la masturbación.
Dicen que dije, que el amor produce cáncer literario en los poetas de nuestro tiempo, pero que he escrito tanta poesía prohibida que ya no se puede ocultar mi amargo encanto por los poemas ridículos y las mujeres de otros.
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