a Manuel y Klarissa, que pintan
No puede decir si permanece o si sale
corriendo cuerpo abajo hasta el olvido.
Está seguro de que no ha muerto todavía.
Vive
de lo que le dan los transeúntes, de
cantar en las esquinas, de caminar
sobre el río de estos tiempos,
de entorpecerse el paso a cada instante,
está en el café y en los tormentos,
en el olor del día.
Busca
una mano que añadirse, nace
del disparo de dos cuerpos, usa la soledad
cuando algo escribe — la siente rastrillar bajo las uñas –,
ara campos
se dispone
(constantemente se anima),
puede vérsele tocando a cada puerta — a veces grita.
Está hecho de tiempo, no hay remedio.
Añadir un comentario