El casto ardor de una amorosa llama,
un sabio pecho a su rigor sujeto,
un desdén sacudido y un afecto
blando, que al alma en dulce fuego inflama,
el bien y el mal a que convida y llama
de amor la fuerza y poderoso efecto,
eternamente, en son claro y perfecto,
con estas rimas cantará la fama,
llevando el nombre único y famoso
vuestro, felice López Maldonado,
del moreno etíope al cita blanco,
y hará que en balde de laurel honroso
espere alguno verse coronado
si no os imita y tiene por su blanco.
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