El sol adormecido en las brumas se aleja
Y como un astro muerto yace mi pasión;
La noche a lo largo del muelle se refleja;
Mi viejo corazón es un Rey sin razón.
Cada ser de una rueda es el eje que gira,
Cae, ofrenda y afrenta, en el yunque el dolor;
Los rostros grises son una espuma que tira
La marea del asfalto y la luz sin color.
¿Dónde estamos amor? ¿Sí es verdad que estamos?
La luna se esconde cuando nos acercamos
Al borde de los techos huecos de metal.
Y el ojo blanco por las calles todavía
Envidia el resplandor fijamente glacial
Del astro que murió antes de abrir el día.
Versión de Silvia Barón-Supervielle
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