Alma mía que trémula y ansiosa
te asombras ante tanta maravilla:
el sol en la luciérnaga que brilla,
todo el bosque fragante en una rosa.
Un día el agua eterna y silenciosa
has de surcar en vacilante quilla;
el fuego que encendió tu lamparilla
apagará la noche misteriosa.
Hay algo en existir que te aniquila.
La vida es un anillo que se cierra,
la muerte un ojo insomne que vigila.
Puede el último ser el mejor día:
verás al alejarte de la tierra
la luz eterna de la poesía.
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