Aquella pobre niña
que aún no tenía senos…
Y la niña lloraba:
—Yo quiero tener senos.
—Señor, haz un milagro:
un milagro pequeño.
Pero Dios no la oía,
allá arriba, tan lejos…
Y cogió dos palomas,
se las puso en el pecho…
Pero las dos palomas
levantaron el vuelo.
Y cogió dos estrellas,
se la puso en el pecho…
Las estrellas temblaron
y se apagaron luego.
Y cogió dos magnolias,
se las puso en el pecho…
Las dos magnolias blancas
deshojaron sus pétalos.
Y cogió dos panales,
se los puso en el pecho…
Y la miel y la cera
se helaron en el viento.
¡Un milagro, Señor,
un milagro pequeño!
Pero Dios no la oía,
allá arriba, tan lejos.
Y un día fue el amor;
se le entró pecho adentro
¡y se sintió florida!
Le nacieron dos senos
con pico de paloma,
con temblor de luceros,
como magnolias, blancos;
como panales, llenos.
¡Igual que dos milagros…
pequeños!