Tibia en invierno, en el verano fría
brota y corre la fuente: en su camino
el puente pasa, toca la arquería,
y mueve con sus ondas el molino:
espumosa desciende, y se desvía
después, en curso claro y cristalino
copiando a trechos la enramada umbría
y el cedro añoso y el gallardo pino.
Mírase aquí selvosa la montaña:
allí el ganado ledo, que sestea,
parte en la cuesta y parte en la campaña.
Y en la tarde, al morir la luz febea,
convida a descansar en la cabaña
la campana sonora de la aldea.
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