Soy antioqueño. Visto de alpargatas,
Carriel de nutria y ruana montanera;
Tengo para el amor las serenatas
Y para los rivales mi barbera.
Ningún bambuco a mi guitarra escapa,
Y en noches de ‘jolgorio’ y de aguardiente,
Sólo respeto lo que diga el Papa
Y tuteo hasta al mismo presidente.
Miro la vida con desdén profundo,
Y es para mí tan chiquitico el mundo
Que voy a pie de Guarne hasta el Japón.
A nadie envidio. Quiero a una morena.
Me emborracho cuando hay alguna pena,
Y llevo a Antioquia sobre el corazón.
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