Me voy, me voy, me voy. Una barrera,
una muga de piedra y un sendero
y ya para mis pies el mundo entero
poniendo al corazón una frontera.
Y tan lejos estás que no hay siquiera
un pañuelo en el aire ni un «te quiero» .
En otra tierra ya. Soy extranjero.
-¿Cómo se dice amor?- . Nadie me espera.
Y ya ves, sigo andando y sigo andando
y, paso a paso, te me vas quedando
como un lejano sueño desvaído.
Otra luz, otra tierra, otra belleza.
Y el corazón se llena de tristeza
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