Córtate con el filo
de un verso que se impone, extiende el brazo
y deja poco a poco que mane así el poema,
sangre que llama a sangre, agua que fluye
desde siempre y que brota ahora en tu piel.
Los pájaros, los pájaros, en círculos
girando por tu frente inmemoriales.
¿No se buscan las llamas entre llamas
con anhelantes gestos de llegar
a mirar por encima de sí mismas?
¿no les basta a los vientos con moverse
para nacerse y ser?
Oh, puro discurrir ensimismado,
oh, plenitud en curso y sin razón,
que sólo en suceder cifra su sino,
y no se ve pasar y así no muere.
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