Para Martín López- Vega
Seremos niños
cuando la muerte roce el quinto cielo.
Querremos abrazarnos
a la risa que deja la inocencia
en los tejados.
Maullidos de gato
que planean
tomar el territorio de las sombras.
Y nosotros debatiéndonos
entre un intento por volar
y un anhelo enfermizo
por querer escapar
de nuestro propio cuerpo.
Seremos niños
olvidando el olor que dejan los adultos,
el rastro de sus miedos
atado a las desgracias de las vidas ajenas.
La vejez será el eco
de los acantilados,
murmullo de cisternas
bebiéndose el silencio de la noche.
Seremos niños buenos
en ataúdes blancos
y trenzaremos sueños
humedeciendo el mimbre
en las aguas termales
de los cuentos de hadas.
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