A mí la nieve me quema
siendo la nieve tan fría…
¿Que dentro? Salgo a la calle.
¿Que fuera? -No, ¿Que de día?
-Yo salgo de noche. ¿Que
de noche?
Y mi alma se empina
para darse contra el sol
rotundo del mediodía.
No. Si me tiendes tu mano
la apartaré de las mías,
si ponéis entre barandas
mi regresada alegría,
romperé los barandales
en seguida.
Ni tú, ni el otro, ni vuestra,
ni de nosotros. Mi vida
un «no» contra todo y siempre:
«no, así no», como una fría
espada de pesadumbre
contra márgenes y guías,
¿Que los demás? Los demás
podrán, pero yo no. Mira:
es preferible quedarse
seco como la ceniza.
No, a mí no. Descalzo y limpio
mi corazón no se agria,
pájaro neutral de marzo
vivo como él todavía.
Mi pie, mi mano. La mía.
¡A mí la nieve me quema
siendo la nieve tan fría!