El soneto es tan ágil como un brinco,
nadadora de noches perfumadas;
aquí, tu voz, tu risa, tus miradas,
esta rama de amor tejen espesa.
Desde el pálido gris a la frambuesa,
del cálido tabaco hojas doradas,
todas tus sombras rinden concentradas
aguas de una corriente que no cesa.
Oh lento surtidor que sombras mana,
tranquilas formas de figura humana,
en líquidos topacios ya resuelto.
Esta tu oscura piel de alga morena
cambia la espesa rama en fuerte vena,
y en yodo creces: surtidor esbelto.
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