El patio oye el suspiro de otros días en sus arcos.
En las paredes húmedas se estremecen las yedras.
Lilas, jazmines y ceIindas
tiemblan gozosos en el aire tibio
bajo el beso fugaz de las abejas,
pero celindas, lilas y jazmines,
yedras de oro y arcos ruinosos
no saben cómo un día nos amamos.
Llena la fuente está de claras ondas,
de agua clara y azul igual que el cielo,
la fuente pura y fría
a la sombra delgada de las damas de noche
que dejan su perfume flotar por la negrura…
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