“Por qué, oh amado, hoy no viniste a la viña?
Según te prometiera, allí te aguardé sola.”
“Ya fui, mi dulce amiga; solo que por fortuna
a tiempo vi a tu tío, que andaba entre las cepas,
y cauto me escurrí…” “¡Oh, qué tonto que fuiste!
¡Si era un espantapájaros que con trapos y cañas
pergeñara! ¡Qué pena!, yo mismo me hice el daño…
De suerte, pues, que el viejo se salió con la suya
y al pájaro ahuyentó que uva roba y sobrina.
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