Este funeral trono, que luciente,
A pesar de esplendores tantos, piensa
Fragrante luto hacer la nube densa
De los aromas que lloró el Oriente,
Avaro, niega con rigor decente,
Y ponderoso oprime sin ofensa
En breve, mas real polvo la inmensa
Jurisdicción de un cetro, de un tridente.
Ley de ambos mundos, freno de ambos mares,
Rey, pues, tanto, que en África dio almenas
A sus pendones, y a su Dios, altares;
Que las reliquias expelió agarenas
De nuestros ya de hoy más seguros lares,
Rayos ciñe en regiones más serenas.
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