Peregrino: en la estela que entre lauros triunfales
alza sobre mi fosa su funeral decoro
esculpió un lapidario la cigarra de oro,
la faz del astro rey y los pavos reales.
Canté las epopeyas, los héroes inmortales,
y la sagrada Atenas y el rutilante coro,
y exalté con visiones purpúreas el tesoro
del Trópico hechizante, sus golfos y corales.
He aquí mi sepulcro. No la natal comarca
con esplendor de sueños orientales enmarca
ni entibia con sus vahos mis despojos proscritos.
Pero el viviente triste ya es el muerto glorioso:
alado fue mi espíritu a res’catar ansioso
los nombres de los dioses y el alma de los mitos.
Versión de Carlos López Narváez
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