Sobre dos urnas de cristal labradas,
De vidrio en pedestales sostenidas,
Llorando está dos ninfas ya sin vidas,
El Betis en sus húmidas moradas,
Tanto por su hermosura dél amadas,
Que, aunque las demás ninfas doloridas
Se muestran, de su tierno fin sentidas,
Él, derramando lágrimas cansadas:
«Almas», les dice, «vuestro vuelo santo
Seguir pienso hasta aquesos sacros nidos,
Do el bien se goza sin temer contrario;
Que, vista esa belleza y mi gran llanto,
Por el cielo seremos convertidos,
En Géminis vosotras, yo en Acuario».
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