Sospecho que tus huesos
no se asustan
de este frío, padre.
Agosto como siempre
y yo, vivo,
me hago el sordo,
no acepto el río
de tu sangre
desembocando
a la nada de un piso.
Los peces de plomo
son como los salmones,
padre?
regresan a su origen
para continuar la vida?,
si así fuera
te tendría conmigo
y saldría
con mi caña de hijo,
con mi bichero de ternura
a pescar ese tiempo
que no nos permitimos.
Añadir un comentario