María, a nuestro lado, ¿qué rugía?
Luz de octubre encendía la mañana.
Mas luz de primavera en ti dormía,
y luz en mí, de primavera humana.
El Parque del Oeste en guerra ardía.
¿Qué importaba la muerte en tu ventana?
Amor era el fusil que pretendía
quitarnos vida con la más lozana.
¿Quién en la primavera, di, se muere?
¿Quién bajo de esta luz se moriría?
La muerte no era nada dentro y fuera.
Decías: Moriré por quien me quiere.
y yo: Por quien me quiere, repetía.
No hay muerte -ni aun muriendo- en primavera.
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