Atiende, ingrata Dafne,
mis quejas, si escucharlas
te merecen mis penas,
siquiera por ser tú quien me las causas.
Bien sé que son al viento
decirlas a una ingrata;
pero yo las publico
para que sepas solo a quien agravias.
Escucha mis suspiros,
que no porque mis ansias
con sentimiento explique
te han de obligar mis voces a pagarlas.
Pues no tan fácilmente
se mueve una tirana,
y asi puedes sin riesgo
serme benigna y entenderme, ingrata.
Si bien te pareciera,
¿qué mucho me amaras?
porque el favor, advierte,
se hace más fino cuando más se ama.
Merecer tus cariños
y dármelos es paga,
y el que paga no deja
la voluntad afecta ni obligada.
Finge que amor me tienes
y aunque me engañes, falsa,
haz siquiera de vidrio
una esmeralda para mi esperanza.
No me des desengaños
con claridades tantas,
que el infelice vive
el tiempo que se engaña o que le engañan.
]Solo un triunfo consigues
si de una vez me matas:
Dame un vez la vida
para que muchas tenga que quitarla.
Endechas de Juan del Valle y Caviedes
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