En las dunas
todo es silencio,
salvo el soplo
del viento
que lentamente las forma
y lentamente las deshace.
En su cama de hospital
un moribundo escucha como
uno a uno van callando
sus latidos.
Todo es silencio y entre latido
y latido
se cumple el azar o la esperanza:
lo que al final vence,
sin dejar vencidos.
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