He aquí las cenizas, oh Salto, de tu hijo.
De ti salió y es justo y es natural que vuelva.
El corazón de un árbol ya es su eterno cobijo:
el silencio, la sombra y el pavor de la selva.
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He aquí las cenizas, oh Salto, de tu hijo.
De ti salió y es justo y es natural que vuelva.
El corazón de un árbol ya es su eterno cobijo:
el silencio, la sombra y el pavor de la selva.