Eres un atlas. Van las cordilleras
sobre ti, mi Janine. Aguzanieves
cruzan tus pechos de pavor, de breves
brasas donde se encienden las hogueras.
Te cruza el rubio Sena. Torrenteras
nacen de ti, regatos de tus nieves;
aguas redondas, olas como leves
andarríos volando tus riberas.
Tu cuerpo un archipiélago. Tus manos
el duro mar, los mares océanos
camino de unas islas escondidas.
Y tus brazos las costas, litorales.
Playas donde los besos veniales
aprenden a nadar sin salvavidas.
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