¡Esbelta surge! ¡Viene de las aguas, desnuda,
gobernando una concha inmaculada!
Las caderas flexibles, los senos palpitantes…
Muere mi boca por besar tu boca.
¡Sin vil pudor! ¿De qué hay que avergonzarse?
Soy un hermoso joven, casto y fuerte.
¡De blanco pecho! -que la muerte acoja…
Aunque la infame deba ahora esperar-.
Creyendo que es la hidra voy a acabar con ella
yendo a la roca donde creo que estás,
con los cabellos escurriendo agua,
e ir a inclinarme y desmayar de amor,
bajo el fervor de mi virginidad
y mi pulso de joven gladiador.
Versión de Amador Palacios
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