Toda la música
que afluía a mi boca
el lago de mi boca
los peces de mi boca
la gran mar estrellada
de mi boca
el infinito azul
perfumado de mi boca
perdidos ya
ya perdidos
el mismo ceto,
la misma esquina,
la misma desazón
la misma culebra
sibilante de la noche,
la misma noche perdida,
con notas disonantes
y el recuerdo como el piano
de Holderlin con las
cuerdas cortadas. Eso es todo.
Cuerpos asesinados
por la pasión,
manos entregadas al vacío
de la caricia,
piel exaltada por el azufre,
todo aquí, todo enterrado
en un ahora eterno,
y yo esperando
la muerte y yo esperando.
Poema inédito proporcionado por el autor
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