Esta tarde
todos miran la lluvia.
Aquí hay un árbol
y unas columnas blancas.
Donde va mi recuerdo
hay flores como espadas de amatista
y los hombres caminan en silencio.
Aquí la lluvia lanza
cada vez más de prisa
sus dedos transparentes
para ganar al sol la moneda del tiempo.
Allá, donde tú olvidas,
no hay lluvia… sólo flores y un mar verde.
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