¡Si tienes sed, Adán, abrévate de mi boca!
¡Ten fe y obra el milagro! ¡Mis besos serán buenos
como el agua que un día brotara de la roca
y como la que el Hijo de humildes nazarenos,
que será, de amar tanto, Dios mismo, cambie en vino!
¡Si tienes hambre, toma: mi corazón es vianda!
¡Mis ojos son antorcha de luz en tu camino!
¡Y el camino soy yo! ¡Oh, bebe y come y anda!
¡En mis débiles brazos está tu fortaleza,
por mí lo serás todo y triunfarás en todo;
por mí tus ojos pueden descubrir la belleza,
tus pasos echar alas, tu suavidad ser fuerte!…
Yo soy quien te completa, ¡mortal! ¡Desde que el lodo
Se llenó del aliento de Dios contra la muerte!
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