Cargado voy de mí; veo delante
muerte que me amenaza la jornada;
ir porfiando por la senda errada,
más de necio será que de constante.
Si por su mal me sigue ciego amante,
que nunca es sola suerte desdichada,
¡ay!, vuelva en sí, y atrás; no dé pisada
donde la dio tan ciego caminante.
Ved cuán errado mi camino ha sido;
cuán sólo y triste, y cuán desordenado,
que nunca así le anduvo pie perdido;
pues por no desandar lo caminado,
viendo delante y cerca fin temido,
con pasos que otros huyen, le he buscado.
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