Dulcinea del Toboso es la más hermosa
mujer del mundo…
Quijote, 2 LXIV
Has de matarme sin lograr que ceda,
y ni entonces podrás decir que dudo.
Si tu fuerza mi cuerpo vencer pudo,
nunca llegó a mi fe, ni habrá quien pueda.
Derribado, no esperes que conceda
un sí para tu gloria. Muerto y mudo,
por mí hablarán mis hechos más agudo
lenguaje que en palabra humana queda.
Aprieta más la lanza, caballero:
no puedo confesar a mi señora
segundona de nadie en hermosura.
A tu merced y en tierra vine, pero
tengo intacto el esfuerzo, y la ventura
no siempre de lo justo se enamora.
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