(Cuento Bohemio)
La tarde era triste,
la nieve caía,
su blanco sudario
los campos cubría;
ni un ave volaba,
ni oíase rumor.
Apenas la nieve
dejando su huella,
pasaba muy triste,
muy pálida y bella,
la niña que ha sido
del valle la flor.
Llevaba en el cinto
su pobre calzado;
su hermano pequeño
que marcha a su lado
le dice: «No sienten
la nieve tus pies?»
«Mis pies nada sienten»
responde con calma
«el frío que yo siento
lo llevo en el alma;
y el frío de la nieve
más duro no es».
Y dice el pequeño
que helado tirita:
«¡Más frío que el de nieve!…
¿Cuál es, hermanita?
¡No hay otro que pueda
decirse mayor!…»
«Aquel que de muerte
las almas taladre;
aquel que en el alma
me puso mi madre
el día que a mi esposo
me unió sin amor».
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