Es muy lindo sorber trago tras trago
y beberse botella tras botella,
y adormirse en el seno de una bella
y devolver halago por halago.
¡Ruja la tempestad! Terrible estrago
cause a mi expatria su maldita estrella.
La muerte imprima por doquier su huella,
mientras yo mis caprichos satisfago
llámese a la tontera patriotismo,
truene el cañón con estampido sordo
y cargue el diablo con el diablo mismo.
¿Qué me puede importar cuando yo engordo,
y en carruajes, en tívolis, en bailes
boto las rentas que soplé a los frailes?
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