Sentirse bajo la lupa escrutadora
de una sombra indefinida
no mover la pluma ni los labios
que suenan como hielo
al contacto del cristal
andar de puntillas en la casa
para no despertar sospechas
para no engordar la duda
que flota en el ambiente
la duda en cuanto al oficio
parasitario y nada noble
de escribir
y volar
y suspirar
y decir
y decir
que en un brote
de tinta
se erige
la esperanza
contorno
certero
y verde
inalterable
de la razón
y el corazón
que a paso lento
camina hacia la cima
iluminada
con el foco
del idioma
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