Acaso a ti mi ausencia
acompaña. A mi memoria
tu recuerdo…
Me acompañó tu ausencia día a día
en todas mis angustias interiores;
en medio de amarguras y dolores
llenó de tu nostalgia el alma mía.
Al irte para siempre, no sabía
tu corazón los arduos sinsabores
que me acechaban, como negras flores
de muerte, olvido y soledad sombría.
En aquel “tu dolor” de mi recuerdo
estaba yo; tú estabas en la “ausencia”
en que “de mar a mar” nos obligaron.
En laberintos de un ayer me pierdo;
y veo en esta luz de tu presencia
que ni guerra ni mar nos separaron.
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