Qué demencia, con soplo arrebatado,
me impulsa a ti en un vértigo? Lo ignoro,
sólo sé que te ansío, que te adoro,
y que en ti el universo he compendiado.
Tu hechizante beldad brilló a mi lado
y no la supe ver; perdí el tesoro
de tu belleza espléndida; y hoy lloro
la infausta ceguedad de mi pasado.
Mejor así: te ennobleció la vida
en la cruz del pesar, y al encontrarte
te siento a mí por el dolor unida.
Hago de tu dolor sangre del arte,
y te amo con amor cuya medida
se extiende al tiempo que dejé de amarte.
Añadir un comentario