Vuelvo a la oscuridad donde he vivido.
Tu claridad de mi dolor se aleja
y sobre el alma trémula me deja
un tenue resplandor de luz y olvido.
Soy un ciego que busca el bien perdido;
ya su amor en mi amor no se refleja.
De la noche sin término se queja
el que la luz de Dios ha conocido.
Perdí tu amor, en plenitud y lumbre.
No sabes que tu fe resplandeciente
iluminó mi abismo hasta la cumbre.
Quizá vuelva a encontrar tu estrella clara
porque otra llevará sobre la frente
la luz que alguna vez me iluminara.
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