Un bosque de eucaliptos me recuerda,
un olor de eucaliptos me hace aire;
me recuerdo y me olvido hacia mi infancia.
Soy un niño y también soy el estero
que corre por el fondo.
Yo también me hago estero cuando niño.
Rumoreo entre piedras.
De claro que me vuelvo,
en mí guardo los sauces,
y los sauces me llevan en corriente.
Y luego bajo el bosque
me tiendo hacia los sueños.
Voy durmiendo en raíces de los árboles,
voy subiendo soñando por los troncos,
con abiertas pupilas,
me hago fronda en la fronda de los árboles,
me briso entre las ramas,
me hago hojas, rumoreo,
y azuleo de cielo.
Un olor de eucaliptos me denuncia.
De pronto me hago el bosque entero.
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