Hasta donde yo sé, mi alma y estas nubes que pasan
son iguales, estas nubes que pasan porque sí,
a solas, muchas veces.
Y ahora que sé también que el aire
es mío y me ha buscado,
que ha llegado a esta casa sin saberlo,
con amor imposible,
con la fuerza de lo que no se ve,
salgo a decir su delicada
transparencia.
Los árboles
me dan su claridad aún de sombras y raíces,
y yo recojo en esta claridad
el fruto diferente, una certeza interminable y pura.
Todo lo que he perdido
vuelvo a encontrarlo aquí y puede verse,
continúa conmigo,
tiembla en el aire de verdad,
como una nube.
Hasta donde yo sé, mi alma y estas sombras que veo
son iguales, estas sombras que crecen porque sí,
a solas, cada día.
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