No te digo paloma, ni princesa , ni reina,
sino mujer de tierra, hembra de tierra y tierra,
compañera de besos, compañera
de mi revolución y de mi guerra.
Te llamo barro de mi alfarería,
surco de mis labranzas coloradas,
pradera en que galopan mis caballos
con las crines heridas y quemadas.
Mujer tendida en medio de la tierra
te llamo y te rodeo con mis brazos,
como si fueras trigo de mis eras
y raíz de mis besos y mis pasos.
No doy contigo pensativamente
sino luchando con tu cabellera,
y golpeando mi vida leñadora
contra tu corazón y tu madera.
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