Del salón en el ángulo oscuro…
con cuánta precisión, con qué destreza
-¡voto a Dios que me espanta esta grandeza!-
hiende Venus triunfal de amor el muro.
La huella digital talla el conjuro.
Andante… molto allegro -qué proeza-
contra el fragor erguido de cereza.
Cascada y vendaval, dulce cianuro.
Hospes comesque corporis: ¡oh dedo!
¡Ariete dispuesto al buen suceso
y a no cejar en mengua ni agonía!
Sirve otra ronda. Que te importe un bledo
vivir o fenecer en el exceso.
Labra orgulloso tu caligrafía.
Y porque nada, ¡oh dedo! te derrote,
otra oportunidad -algarabía-
te brinda a discreción el estrambote.
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