Calles estrechas con esquinas tristes,
rótulos anunciando en los balcones
lavajes y la cura de venéreas.
Lances de amor, permanganato, el alba.
La primera mujer
en un cuarto con sábanas heladas.
La luna tiene el rostro
de aquella pobre puta de Madrid.
La ciudad gris, como la policía.
Fue en un mítico viaje clandestino.
No quiero añadir más literatura.
Ni me marcó ni me hizo sentir sucio.
Sólo un tanteo previo
para irme acostumbrando a este misterio
que une dentro de mí mi amor por ti
a un peligro de oscuros callejones.
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