¿Y con quién os pensáis que conversa una rosa?
¿Hacia quién creéis que va un perro solitario?
¿Habéis visto que alguno dé consuelo a una piedra
que llora? El cielo azul, asentado en sus vértigos,
¿os creéis que soporta un silencio tan frío?
No seáis inocentes: la silla siempre es viuda,
la ceniza se queja de ser sólo ceniza
ignorando de qué. Preguntad al cometa
si a pesar de su brillo halla más soportable
la vida que la muerte. Nosotros compartimos
nuestros afectos con las cosas desvalidas,
el polen trashumante, el lagarto espasmódico,
el pedernal dormido; ¿pensáis que ellos aceptan
tantas burlas y tantos falsos remordimientos?
De «Sonetos para un fin de siglo»
Versión de Enrique Moreno Castillo
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