Nieve, labios rojos,
una gota de fuego,
un grito que nadie escucha.
Éste es el día en que llega
la ácida primavera,
en que es dulce la herida
de estar vivos.
Alto horno del cielo,
fulgor de plumas,
adiós que el aire quema
en pleno vuelo.
En aire, tierra y cielo,
en mi, en ti,
en nosotros muere el invierno.
Diamantino estertor,
irritada claridad,
lágrimas que la luz arrebata y fecunda.
Muerte llena de oro.
Todo es posible
en ese activo sueño.
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