Cicatriz de los hálitos; censura
como trémulo párpado; un rocío
del insomnio esculpido, tu cintura
de diminutas flores albedrío.
Es, tu cintura, tálamo de un río
exhausto en un suspiro sin holgura
-un gorjeo, una lágrima y un brío-
de minúsculos besos mordedura.
Su corriente me arrastra arrolladora,
nardo angustiado de sedosidades,
donde el pistilo es sol, dedal la aurora.
Son huellas de jilguero sus edades
y en un copo de nieve arde su flora
compuesta de rubor de eternidades.
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