Más allá de la línea del destino,
buscó en su mano la perdida huella
que indicara la ruta hacia la estrella
o encendiera la luz en el camino.
Siguió avanzando en paso peregrino,
es busca siempre de la clave, aquella
que traspasara el paredón que sella
la puerta entre lo humano y lo divino.
Pesó y pasó la vida en cada paso,
buscando desde el alba hasta el ocaso,
sin descubrir el germen de su esencia.
Talvez un día lo hallará, dormido,
en el hilo en que se halla suspendido
el secreto de toda su existencia.
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