Lykas me vio llegar
a campo abierto,
vestida con una exómida de esclava
que me dejaba un seno descubierto.
¡Es tan abrumadora esta luz flava!
Luego él quiso mi seno moldear.
Hiñó en cercana fuente cristalina
un Puñado de arcilla suave y fina
y lo aplicó a mi piel, que acariciaba
la arcilla dúctil; mas, tan fría estaba…
Me sentí desmayar.
Una copa redonda, umbilicada,
con forma de mi carne moldeada
puso a secar al sol.
La decoró después en un diseño
de púrpuras y de ocres, con beleño
y con rojo ababol.
Fuimos luego a la fuente
que surge por ahí,
a las ninfas campestres consagrada,
y en su clara corriente
arrojamos la copa, ya colmada
con flores de alelí.
Versión de Enrique Uribe White
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