Sobre la familia
de un dibujo cortado en
los colores
El vientre cortado,
los juguetes.
¿Para qué volver a la unidad?
La naturaleza era la imitación del padre,
la mirada ilimitada de la Madre: y el amor,
aunque probablemente no era el amor, reclamó
una breve caída sobre otros silenciosos
tiempos.
Reclamó los niños que se hundían
en el follaje estrenduoso,
en la espuma de las ramas. Reclamó todo
lo que fingía, para sí breves vidas, y
toda la pequeña presencia que ardía,
todas las misteriosas nominaciones, todas
las mentiras fugaces de unos gestos en púas:
el campo destruyó el dolor
y eso se percibía como prueba de soledad
en el paisaje.
Después el pisoteo,
la masacre del deseo: el no poder
reducir a común denominador materno
el padre malo y el abuelo tramposo.
La mirada dulcísima en esa noche
que sólo se abriría para dormir.
que acaso ya no sostenía
un ritmo: grillos esquizofrénicos.
¿Amantes?
Cuerpo fascinante y pequeña dominación.
Vibración de unas caricias que todavía crujen
en nosotros como suavísimos derrumbes de luz.
¿Amantes?
Y en la felicidad de los gritos
¿quién consintió apoderarse
de un nombre único pero querellante?
¿Quién, durante la vida,
en el vapor urticante
de todo un secreto?