Para Tacha
Una esfinge pigmea. Se diría
que no está aquí: no ve, ni oye, ni huele.
Esta no es una Marta que currele,
sino María de la fantasía.
Susurra. Hormiga china, todavía
no distingue la erre de la ele.
Posiblemente un día se rebele
su Marta agazapada en su María.
Entonces, cara y cruz por siempre unidas,
sin eses de costuras descocidas,
Martamaría cantará su dúo.
Pero mientras no ocurra tal encuentro
es un búho que mira desde dentro
de un búho que está dentro de otro búho.
El abuelo Pepe
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