Esta mesa que construyó mi abuelo
para mi padre joven, guarda cosas
dispersas de mi alma, versos, prosas,
fragmentos de ilusión y desconsuelo.
Toco sus pobres tablas, el abuelo
ahora soy yo para otro niño, rosas
tuvo mi madre joven, misteriosas,
las nubes pasan en sereno vuelo.
Mi delirio cruzó por esta mesa
que tiene para mí algo prudente
de abrigo familiar, y de entereza.
Su fibra es la modestia resistente,
y atónita de sí, a mi extrañeza
le dio el soporte austero de mi gente.
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